
Cuando hablo de Amor lo escribo con mayúscula porque no hablo de un sentimiento o emoción por persona, animal o cosa, sino de algo mucho más grande.
El otro día estaba con un grupo de mujeres con las que recorro mágicos lugares y una de ellas, Física, nos contaba que lo poco que reparamos en el Amor se debe, posiblemente, a que aún no se ha matematizado. Seguía ella diciendo que el día que seamos capaces de formular el Amor, como se formula la Gravedad o la Relatividad, entonces nos daremos cuenta que el Amor es «la» fuerza del universo.
Aquello se me quedó rondando.
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Permitidme que abra un paréntesis epistemológico antes de seguir y divague brevemente sobre el necesario Cambio de Paradigma, fundamental para mí para entender qué es el Amor con mayúsculas.
Actualmente entendemos el mundo, aunque no seamos conscientes de ello, bajo el viejo paradigma newtoniano-cartesiano. De una forma muy simple podríamos decir que entendemos el mundo siguiendo la máxima newtoniana, «el todo es la suma de las partes». De esta manera «disociamos» la realidad para entenderla y nos movemos en la «dualidad», tú y yo, como entes separados. En este entender seguimos la máxima cartesiana, «pienso luego existo», dándole a la razón la primacía absoluta como forma de llega a la verdad.
Sin embargo, hay otras formas de entender el mundo. Muchos son los y las autoras que han reflexionado sobre el Paradigma de la Integración por el que esas partes de las que habla Newton están todas relacionadas. Y más allá de Descartes y su razón, existieron otras personas (Goethe, Giordano Bruno, Damasio, Maturana, Elizalde…) que nos hablaron de emoción y de intuición, de integración.
Este año, nada más iniciarse el curso tras las vacaciones de Navidad, tenía clases de máster en las que tenía que compartir toda esta epistemología sobre el Cambio de Paradigma. Como ya me ha pasado en otras ocasiones, no me sentía cómoda con lo que tenía preparado de otros años y me puse a «actualizar» lo que quería compartir con los y las estudiantes. Entendí que mi incomodidad procedía de que intuía que no se trataba solo de «integrar». De alguna manera, si integramos estamos dando por hecho la existencia de la dualidad, en la que esa integración da prioridad a las «relaciones» entre las partes. Intuyo que se trata, más bien, siguiendo las tradiciones orientales planteadas desde hace siglos y lo que muchos otros autores han planteado más recientemente (Elizalde, Cavallé, Kimmemer,…), de la necesidad de dar un nuevo salto epistemológico hacia el Paradigma de la Unicidad. No es que todo esté relacionado, es que todo es Uno. Como decía el propio Einstein, acercándose a la filosofía de la No-Dualidad, «la separación es una ilusión óptica».
No soy filósofa ni pretendo profundizar más que donde mi intuición me lleva. Así que por hoy, aquí me quedo, en la intuición de que el nuevo Paradigma de la Integración se nos ha quedado corto y hemos de ir hacia un Novísimo Paradigma de la Unicidad.
Más adelante, te contaré cómo estas disquisiciones epistemológicas que me traigo me han ayudado a entender qué es para mí el Amor. Pero por ahora, con esto cierro este paréntesis y continuo por donde iba…
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Seguía rondándome aquella idea de mi querida amiga y, por esas sincronicidades de la Vida que tanto me gustan, me llegó un artículo titulado «¿EXISTE LA FÓRMULA DEL AMOR?» que enseguida captó mi atención.
Os confieso que la Física Cuántica me apasiona en la misma medida de mi ignorancia. Por ello y a pesar de ello, me sumergí en el artículo. Pude entender que lo que formuló Paul Dirac es la ecuación del entrelazamiento cuántico, «sugiriendo que, cuando dos partículas se relacionan durante un tiempo y luego se separan, lo que le ocurre a una le sigue afectando a la otra a pesar de la distancia». Entendí también que esta ecuación se ha venido interpretando como «la ecuación del amor». Tan es así que por lo visto muchos jóvenes se la tatúan como una forma de sellar su sentimiento.
Podríamos quedarnos aquí. Pero no es este el Amor al que yo me refiero. Sin embargo, sí que me parece fascinante la idea. Podía sentir que lo que mi querida amiga trataba de decirnos es que aunque las matemáticas no lleguen a poder formular el Amor, no por ello esta fuerza deja de existir. Igual que la Gravedad existía antes de que fuera formulada.
Lo que me sugiere esa fórmula, y de lo que hablaré en otro Sentires y Pensares, es que, efectivamente, todo está unido por una fuerza universal. Y posiblemente, esa fuerza que hace que cuando dos partículas se relacionan durante un tiempo y luego se separan, se sigan afectando a pesar de la distancia, posiblemente… esa fuerza sea el Amor.
Entender que no se trata del Paradigma de la Integración sino de la Unicidad, es lo que me lleva a intuir que es el Amor con mayúsculas lo que nos une; lo que nos hace ser Uno. Si lo “piensas” puede parecer algo loco. No lo pienses; no es algo “racional. No podemos «pensarlo», solo «sentirlo», solo “intuirlo”…solo «serlo»…
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Ahora es tu turno de aportar tu sentires-y-pensares.
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