Los hombres sabios tampoco se van nunca… los Maestros nos dejan su esencia. Sampedro, lo «conocí» en su faceta de «economista», siendo yo estudiante de Economía, pero lo que me fascinó y cautivó fue su faceta humanista, el hombre, el indignado, el escritor, el pensador… Son tantos sus libros… La Sonrisa Etrusca y La Vieja Sirena me marcaron por su arrolladora sensibilidad. Sampedro, un Maestro lúcido del que seguir aprendiendo. ¡GRACIAS POR TANTO!