Esta semana he impartido clases en el Master en Ciencias Sociales Aplicadas al Medio Ambiente en la UPO. Comencé preguntándole a los estudiantes qué era para ellos el «medio y ambiente» y les pedía que me respondieran con una frase o palabra y con un dibujo. Dos de ellos fueron éstos:
Tras dos días compartiendo con ellos el cambio de paradigma aplicado a la Economía y al agua, les pedí que volvieran al dibujo y respondieran ahora a la misma pregunta. Los cambios fueron estos:
Cuando uno de ellos, tímidamente, dijo que había sustituido su larga frase «racional» por una sola palabra, Amor, mi corazón se estremeció. Hace poco, mientras escribía el Libro del Laberinto de la Academia, hablaba del Amor en la Academia y algunos «académicos» me decían que esa palabra «chirriaba»; entonces pensé que cuando la palabra Amor tuviera hueco en la Academia, sin que chirriara, entonces significaría que algo estaba cambiado. Y entendí el estrecimecimiento de mi corazón.
Es entonces cuando verdaderamente estamos pasando, simplemente de «relacionar», a Integrar. Y el cambio de paradigma se va vivenciando, paso a paso, en el aula. Y cuando tantas veces me he preguntado «Y yo qué puedo hacer», sin encontrar respuestas «racionales» más allá de las fuertes intuiciones que hace tiempo vengo sintiendo, esta semana sentí la respuesta con rotundidad: Esto que hago! Y mi corazón se ensancha…
Y cuando uno de ellos me escribe ésto y me lo dice en el aula, siento que todo este camino hasta llegar aquí ha merecido la pena. Y termino las clases cansada, satisfecha y llena. Y sobretodo agradecida a estudiantes como ellos y ellas que me permiten atreverme a enseñar de otra forma.

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