En cualquier sitio, en el bar, en el supermercado, en una esquina… la frase más oída estos días es «por fin acabaron las Navidades» y la respuesta que sigue «Gracias a Dios». Que contradicción, no? Precisamente gracias a ese «Dios», celebramos las dichosas Navidades que más allá de cualquier celebración religiosa se ha convertido, o siempre lo fue, en una exaltación del consumismo: comida, bebida, regalos, salidas, familia… y todos quedamos bien «hartos» de todo y de todos. Sólo los niños la disfrutan… Podríamos inventar un carnet de «A salvo de las Navidades» a todo aquél que se haga «mayor» y quiera solicitarlo… Uno para mí, por favor, por ambas cosas, y por algunas más…
Aznar Ecologista…Ja!!
Ante noticias como esta una se queda muda. Me gustaría poder decir algo con sentido pero el sinsentido es tan apabullante que me he quedado absolutamente bloqueada. ¿Pero hasta dónde puede llegar la poca vergüenza? ¿Este señor nos toma por idiotas… o el idiota es él? Cada vez entiendo menos… o más…
Empezar ¿poco a poco?
Siempre nos dicen que hay que empezar poco a poco para que la vuelta al tajo no sea demasiado dura… Y yo me pregunto, ¿pero se puede empezar poco a poco?