La última película de Itziar Bollaín, «También la lluvia«, es algo más que una película. Al margen de la crítica cinematográfica, de Goyas y Óscars, me gustaría resaltar cómo la película es capaz de reflejar que el colonialismo no ha terminado; sólo ha cambiado de nombre. Antes era Cristobal Colón, ahora son las grandes multinacionales, como Bechtel. Antes era la guerra por el oro, ahora la guerra por el agua. No sólo nos apropiamos de sus recursos y de sus tierras, sino «tambien la lluvia» es apropiada por las grandes multinacionales. La película pone encima de la mesa un conflicto que no por viejo está superado; un conflicto que sigue hoy más vivo que en el siglo XV.
Además, habla de Amistad y de Compromiso, dos valores tan escasos como necesarios en estos tiempo. Una película que hay que ver y sentir.