Ayer tuvimos una nueva sesión mágica en el Laberinto de la Academia. Nos enfrentábamos al Muro. Los doctorandos llegan sin saber qué es aquello que les impide avanzar en su tesis, lo único que saben es que no avanzan. Más allá de lo que nos contamos, está «El miedo a fracasar», un vacío negro y profundo; y en el centro de ese miedo, está mi corazón. Si me permito escucharlo dejo de contarme cuentos, reconozco mi miedo, le doy espacio y de él tomo mi fuerza sabiendo que, aún con miedo, quiero y puedo acabar la tesis. ¡Enhorabuena caminantes del Laberinto por este mágico descubrimiento!