
Hay días en lo que todo se alinea para ver mi propia vulnerabilidad. Y cuando es a través de la mirada de los hombres, es un regalo doble.
Cuando puedo ver al niño que nunca fue visto porque él se atreve a verlo. Cuando puedo ver su profundo dolor porque él me lo muestra; cuando puedo ver que también ellos sienten la soledad atenazándoles el corazón…
Es entonces, al ver la grandeza en la vulnerabilidad de los hombres, cuando veo la grandeza en mi propia vulnerabilidad. Y así, seguimos en esta danza, sanando el masculino herido, recordando el femenino silenciado.
Te invito a escuchar tu vulnerabilidad escuchando esta bonita canción de Pedro Pastor (pincha aquí).