
El proceso terapéutico no es un ir donde el/la terapeuta a buscar recetas fáciles y rápidas que salgan de el/ella. Es un encuentro conmigo misma donde el/la terapeuta, con toda su presencia, paradójicamente, se diluye para que ese encuentro de mí conmigo tenga lugar.
Y cuando por fin me siento conmigo, me escucho, me veo, me reconozco… me acompaño; y dejo de pedir que se sienten conmigo, que me escuchen, que me vean, que me reconozcan, ya no me hace falta el reconocimiento externo porque ya me lo doy yo.
Hoy quedo conmigo… con quién mejor?