Donde el alma me susurre…

Hay decisiones que son difíciles de tomar. Dejo Búho Blanco a finales de septiembre. Han sido casi cuatro años llenos de ilusión y desbordante creatividad, un constante aprendizaje.

Continúo mi camino con un profundo agradecimiento a mi compañera Rocío Andana y al Búho. Agradezco también de corazón a tod@s l@s que confiasteis en nosotras. Fuisteis un permanente aliento.

Hasta final de septiembre sigo atendiendo en consulta en Búho Blanco. A partir de entonces seguiré haciéndolo en un nuevo espacio que comienzo a preparar con mucha ilusión.

Honro lo que ha sido y lo que no fue. Y continúo navegando, confiando en la Vida, donde el alma me susurre…

Sentimientos encontrados

Pasear por sus familiares callejuelas y escuchar el eco de mis pasos; buscar un bar abierto entre tantos, ahora cerrados; tantos comercios con las cancelas bajadas. Solo las palomas y las golondrinas campan a sus anchas. Nadie. Me llega el relajante sonido del agua de una fuente cercana. En el silencio más absoluto las campanas de la Giralda, con una vibración que me desempolva el alma, me recuerda que son las 10.00 de la mañana. Ese repicar me trae de nuevo a esta “nueva normalidad” que de normal no tiene nada.

Y sin embargo, me siento feliz al pasear por sus callejuelas, en otros momentos atestadas de turistas y ruido. Disfruto al sentir este silencio que me permite escuchar y escucharme. Esta ciudad que hoy parece un decorado. Sin vida, diría alguien…

Y siento que, a pesar de tanta tragedia que puedo intuir tras tantas cancelas bajadas, tras tantos bares cerrados, tras este llamativo silencio… a pesar de tantos sentimientos encontrados que me han asaltado en este mañanero paseo, siento que, muy al contrario de lo que pudiera parecer a simple vista, el barrio rebosa vida: en cada paloma, en cada golondrina, en cada geranio, en cada gota de agua… y sí, a pesar de tanto, la Vida sigue abriéndose paso.

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