… Me sigue hablando de serenidad, de escucha, de acompañamiento. De peces que saltan justo delante de mi piragua dándome la bienvenida; que me esperan en el mismo sitio para, a la vuelta, despedirme. El río me habla de orillas con patos que aletean y elevan el vuelo con un remolino sonoro ante mi llegada. El río me habla del mar, de su rumor que se hace más intenso conforme avanzo; de la transformación del agua; del suave balanceo que me mece; de los colores que se reflejan en sus tranquilas aguas; del sonido cuando la pala acaricia. El río me habla del Silencio…
Yendo hacia el mar, volviendo hacia el sol. Un atrevimiento, un reto, un regalo inesperado… y si escucho, el río me sigue hablando…
